domingo, 28 de febrero de 2010

A brishar, mi amooor!!!!

Bueno, sigo desinspirada, pero resulta que me dieron el primer premio (cronológica no jerárquicamente) para mi blog. Y no da no hacer el discurso de agradecimiento. Especialmente cuando el discurso viene con unas reglas bastante claras que seguir!! Hasta acá la libertad de expresión...

Primero que nada, el agradecimiento (que por más que no fuera regla, nobleza obliga! por qué clase de desconsiderada me toman?!?!) ¿Quién piensa que soy digna de recibir el "Beautiful Blogger Award"? Most beautiful
ELLA de From the STUPIDEST corner of my mind, hasta ahora la única que me invitó a publicar en su blog ¿Esto parece sospechoso acaso? No, malpensados, no le estoy pagando, ni es el blog de una de mis personalidades!!! Es de verdad esto!! El blog, como ya conté en otro post, es en inglés, pero lo recomiendo para los angloparlantes o los que quieran practicar un poco el inglés mientras leen algo bueno.

Thanks, sweety!!! Love your blog and your comments always make me smile!!! You're beautiful, and that's 4 sure!

Segundo, mostrar el premio desde el podio con el
vestido diseñado expresamente para la ocasión por Alexander McQueen. (Obviando la cara de "ese es mi colectivo??? no veo nada!!!" con la que camina la modelo). Helo aquí! Regardez! Behold! Mmmm....Behave!!




Ahora viene la tercera regla o cuarta...las estoy cumpliendo todas pero empaquetaditas. Tengo que contarles algunas cosas interesantes de mí. Mjm! No sé si tan interesantes como para que después de eso deba mataros, interesantes como una clase de agrimensura o interesantes como las cosas que hago cuando me desato. Intentaremos equilibrar. Ah! Tampoco sé cuántas cosas interesantes tengo que contar...nonononoooooo, no quise decir que no tengo muchas cosas interesantes que contar!!! Tengo. Miles!! Muchas más de miles!! Solo que no sé si debo moderarme para no causarles un shock...o que les lagrimeen los ojos por pasar días frente a la computadora aCsortos en mi lista de cosa laaacas, laaacaas!!!


1) Mis ojos verdes NO son verdes. Son marrones. Genéticamente estoy configurada para ser miope y atismática. También estoy configurada para tener ojos marrones. Sé que los padres se equivocan y la naturaleza, como toda madre, comete errores. A los 15 años decidí solucionar todo eso junto y ponerme lentes de contacto verdes.

2) Estoy a 2 finales y la tesis de recibirme de licenciada en letras y no sé qué hacer. Hace bastante que la carrera no me llena más que la paciencia y tengo ganas de revoliarla como zapatilla al cable de luz e irme a hacer otra cosa. Hace un tiempo que tuve la epifanía de que, si bien me encanta escribir y me encanta la literatura, me hubiera gustado mucho más estudiar traductorado que letras.

3) El nombre del Kpitán Sánchez viene de un verano en el que mi tía Mercedes, 10 años más grande que yo, estaba en Salta de vacaciones y yo quería salir con ella y sus amigas (yo 13, ellas 23...calculen el plan que les proponía!!) y Flor, otra de mis tías se la pasaba diciendome "Sánchez, no te enganches". De la desesperación x encierro, el sentimiento de abandono y la soledad de la incomprensión, nació Sánchez...eso explica MUCHO de su personalidad. Obviamente iba a nacer Kpitán no grumete!!! Al menos en mis fantasías YO daba las órdenes. La K? Una etapa de mi vida mucho anterior a los floggers y al kirschnerismo en la que para sulfurar docentes usaba "K" por "ca". De esto se desprende que solía ser un tanto nerd...


4) Hasta los 17 años quería ser astronauta. Tengo un compañero del secundario que cada vez que me ve me pregunta qué paso con eso. Porque no era un decir. Posta que quería!!!


5) Amo viajar y espero poder encontrar en mi vida una forma lucrativa de hacerlo. Todavía no sé cómo, pero me gustaría que mi trabajo y los viajes estuvieran relacionados. Todavía intento encontrar la fórmula mágica.


6) Me gustaría aprender más idiomas (hasta ahora el único que manejo con solvencia es el inglés).


7) Quiero ser escritora. Pero una buena. Y reconocida. O sea, escribir libros buenos y que se vendan como pan caliente. Eso de que me reconozcan postmortem no me ayudaría con los puntos 5 y 6...

Bueno, ahí tienen algunas cosas... ¿qué? ¿qué no qué? Ah,!! Pero a mi me dijeron que diga algo interesante de mi...no me dijeron interesante PARA QUIÉN...digo, para mí soy una persona bastaaaante interesante... Y humilde.

Ahora viene la última parte de la ceremonia. Pasar el premio. Y los nominados de esta noche soooooon (redoble de tambores, caras de fingida intriga):


  • Polly, la loca linda del blog fotográfico, compañera de primaria, de viajes y empresaria del diseño de tarjetas...no me voy a olvidar de eso!!

  • Mercedes y Simon, que si bien ya no bloguean, los seguí por el mundo, pude conocer un poco más con ellos, los quiero mucho y son beautiful!!!

  • Liduvina que comparte blog y alquiler con Carra.

(besos de los ganadores con su hinchada, gestos de sorpresa y humildad mientras avanzan al podio, sonrisas tensas de los que quedaron fuera)

Ahora, como toda reina de concurso de belleza, hay obligaciones que deberán cumplir con celo y honor quienes hayan recibido el premio:

  1. Agradecer el premio al blogger que los nominó.
  2. Copiar y pegar el premio.
  3. Hacer un link al blog de la persona que los nominó.
  4. Contar algo interesante sobre uno mismo.
  5. Nominar a otros bloggers (7 eran, pero yo nominé menos...porque sí, porque para este premio me parecían estos bloggers. Punto)

martes, 23 de febrero de 2010

Recomendados de mi biblioteca


El último post fue un clásico de mi propia cabecita, esta vez va uno de mis clásicos de otras cabecitas. Dulce María Loynáz fue una poetisa cubana que llegó a mi vida de la mano de Alicia, una de las profesoras de la UNSa que más quise. Me alegro de haber podido conocerla y haber compartido un tiempo con ella, se la extraña por la facu...

"La Novia de Lázaro" fue una sugerencia de Alicia para el trabajo final del seminario de Hispanoamericana que cursé con ella. La idea era ver dos miradas femeninas sobre un tema eterno: el amor (no siempre correspondido). La otra mirada era la de las cartas de una ex amante de Diego Rivera, abandonada por el muralista (para variar!!) después de haber tenido un hijo y convivido unos años (en Querido Diego, Te abraza Quiela de Elena Poniatowska) No se dejen engañar por el tema. Acá nada es cursi ni de tarjetita musical de Hallmark. Tanto el poema de Dulce María como las cartas de Quiela van más allá del sentimentalismo de ocasión. Los recomiendo a ambos, pero sólo publico el poema por una cuestión obvia de extensión (y este es largo). Sé que la imagen no es la que probablemente elegiría un editor para los poemas de DML, pero ¿por qué no conjugar dos artistas a los que realmente admiro en un mismo post?


La Novia de Lázaro

A mi hermana Flor
“y el que había estado muerto,
Salió atadas las manos y los pies
Con vendas y su rostro estaba envuelto en un sudario”
(Ver. 44, Cap. 8, Evang. S. Juan)

I

Vienes por fin a mí, tal como eras, con tu emoción antigua y tu rosa intacta, Lázaro rezagado, ajeno al fuego de la espera, olvidado de desintegrarse, mientras se hacía polvo, ceniza lo demás.
Vuelves a mi, entero y sin jadeos, con tu gran sueño inmune al frío de la tumba, cuando ya Martha y María, cansadas de esperar milagros y deshojar crepúsculos, bajan en silencio lentamente la cuesta de todas las Bethanias.
Vienes; sin contar con más esperaza que tu propia esperanza ni más milagro que tu propio milagro. Impaciente y seguro de encontrarme todavía uncida al último beso.
Vienes todo de flor y luna nueva presto a envolverme en tus mareas contenidas, en tus nubes revueltas, en tus fragancias turbadoras que voy reconociendo una por una…
Vienes siempre tú mismo, a salvo del tiempo y la distancia, a salvo del silencio: y me traes como regalo de bodas, el ya paladeado secreto de la muerte.Pero he aquí que como novia que vuelvo a ser, no sé si alegrarme o llorar por tu regreso, por el don sobrecogedor que me haces y hasta por la felicidad que se me vuelca de golpe. No sé si es tarde o pronto para ser feliz. De veras no sé; no recuerdo ya el color de tus ojos.

II

Tú dices que no es tarde y que la muerte no tiene más sabor que tiene el agua. Dices que fue apenas en la reciente lunada cuando te dejamos tras la terrible piedra del sepulcro y aún no segaron en la mies el trigo que estaba verde la mañana aquella en que salimos a castrar colmenas y nos besamos por la vez última…
Yo no contaba el tiempo, bien lo sabes. Sólo cuando te fuiste empecé a contarlo, empecé a morirme bajo los números y las horas y los días que en mi cuenta se hicieron infinitos como son infinitas las angustias que caben en un instante de mal sueño.
¿Por qué quieres que cuente bien ahora, que tenga prisa ahora cuando ya con los dientes le gasté todos sus filos a la prisa? Yo esperé un siglo sin esperar nada ¿Y tú no puedes esperar un minuto esperándolo todo?
Dime Lázaro: ¿Acaso no era más difícil resucitar que quedarte, cuando mi alma se abrazaba a la tuya forcejeando hasta desangrarse, con la muerte?
Vamos, refrena ahora los corceles de tu estrenada sangre y ven a sentarte junto a mí, ven a reconocerme.
Yo también soy ya nueva de tan vieja: de los milenios que envejecí mientras el trigo maduraba en la misma mies, mientras lo tuyo era tan solo una siesta de niño, una siesta inocente y pasajera.
Y no te impacientes, amado mío, que yo aprendí paciencia como letra con sangre, bien entrada.

III

No se me oculta no, que es la felicidad la que no espera. Hora es de ser feliz y habrá que serlo o no serlo ya nunca. Se me devuelve el bien que di por perdido, el amor, la dulzura en lontananza del hogar, de los hijos, de las veladas a la lumbre en invierno; bajo la enredadera en el estío, unas tras otras dulces, pequeñitas, alargándose hasta el confín del tiempo.
Todo eso comienza a tomar forma, a ponerse de nuevo al alcance de mi mano y de mi pequeña, femenina capacidad de imaginar la dicha.
Pero aún sabiéndolo así, no es culpa mía que esta dicha me tome por sorpresa, me encuentre desprevenida como invitados a la fiesta que llegan antes de que la casa esté arreglada.
Tiempo hubo de arreglarla y en verdad la arreglé muchas veces…hasta que luego no la arreglé más y el polvo siguió cayendo, poseyendo la casa sin dueño.
No te empeñes, Lázaro mío, en echarme cuentas sobre el polvo: soy una novia vieja a la que habrá que perdonarle sus torpezas tanto como su piel marchita y sus ojos cerrados todavía a tal milagro.
Soy una novia vieja, y este amanecer en el que vienes de donde vengas, de donde nadie vino antes, es un amanecer nuevo o demasiado viejo; es ciertamente como el primer amanecer del mundo. Toda la vida, toda la Creación, todo tú mismo están por delante.
Solo yo quedé atrás. Todavía en las mieses de la mañana aquella, todavía el beso perdido entre las mieses. Todavía en todo lo que ha dejado de ser, o no fue nunca.

IV

Como el primer amanecer del mundo…Eso es, y hay que ajustarse a eso. Pero mientras se ajusta el corazón, será inútil que me fatigues con premuras.
Tuve una noche larga… ¿No comprendes? Tú también la tuviste, no lo niego. Pero tu estabas muerto y yo estaba viva; tu estabas muerto y reposabas en tu propia muerte como en un lago sin orillas, como el niño antes de nacer en la remansada sangre de la madre.
En tanto yo seguía viva con unos ojos que querían taladrar tu tiniebla y unos huesos negados a tenderse y una carne mordida, asaeteada por ángeles negros rebelados contra Dios.
¡Tu estabas muerto y yo seguía viva sintiendo el paso, el peso, el poso de la noche que se me había echado encima, incapaz de morir o conmoverla!
Conmover la muerte…Eso yo pretendía. Conmover a la Inconmovible, a la Ciega, a la Sorda, a la Muda…Fue otro quien lo hizo. Vino y la noche se hizo aurora, la muerte se hizo juego, el mundo se hizo niño.
Vino y el tiempo se detuvo, le abrió paso a su sonrisa como las aguas del Mar Rojo a nuestros antiguos Padres.
No necesitó más que eso, llorar un poco, sonreír un poco y ya todo estaba en su puesto. Dulcemente. Sencillamente. Indolentemente.

V

Ahora, tu eres su obra, el recién nacido de su palabra taumatúrgica.
Las que me digas en adelante solo serán el eco de la suya dominadora, vencedora de la muerte. Serán las que no supe arrancar de tu pecho vivo o muerto, ni ganarle a su mano, ni beber en mi sed. Ellas caerán en mi alma horadada por la espera, como flores extrañas en un pozo.
¿Te será lícito servirte de ellas para jurarme amor en la ventana; para mimar al ternerillo enfermo, para cantar al son de la vihuela como gustabas hacerlo al atardecer, de vuelta de las faenas campesinas?
No lo sé, ni tu mismo puedes saberlo ahora. Sé que estás aquí, pálido todavía y todavía erguido en el deslumbramiento de tu alba, devueltos a tus labios los besos que no tuviste tiempo de besar.
Pero sé también que entre tu y yo ha ocurrido algo inefable, y aunque yo estoy aquí como tu estás, yo me he quedado fuera del prodigio, ajena a lo que hacían con tus labios, con tu cuerpo, con tu alma, con todo lo que antes era mío…
Cierto, la vida apremia y no hay que pedir más milagros al Milagro: la vida apremia y tus labios están cerca, exactos en su medialuna rosa.
Yo podría besarlos si quisiera y lo querré muy pronto, amado mío…Pero ¡qué miedo como lepra, qué duda para siempre de no besar en ellos lo que besaba entonces, lo que tal vz no valió la pena resucitar!

VI

Aprenderé de nuevo el vuelo de tus garzas, los diminutos ríos de tu sangre, la intimidad de tus luceros.
De la muerte rosada en punta de ala, borraremos las cicatrices mínimas, luz o sombra en tu carne rescatada.
Encontraré entre todo lo perdido, la miel que te era grata, la canción que te hacía sonreír y que un día te ganó una lágrima. Y otra vez anudaré una cinta a mi trenza, una ilusión de novia a mi ventana.
Pero, ¿y si fueras tu quien no me hallaras? ¡Si fueras tu quien en vano buscaras lo que dejaste tras esa ventana vanamente engalanada, y en la miel no adivinaras tus abejas, y en la ofrenda d mi misma solo tuvieras mi fantasma?
Si fueras tu quien a tu vez me hablaras sorda, me besaras fría, me sacudieras rígida…Tu quien me sorprendiera muerta, muerta sí, inexorablemente muerta hasta la sonrisa, liberada ya de todo cuento pudiera ser gloria o tragedia en nuestro destino…
Ah, te estremeces, Lázaro porque hasta ahora tu solo has querido seguir siendo tu mismo y no te has preguntado si yo sigo siéndolo.
He podido morirme ante tus ojos que me ven viva todavía. He podido morirme hace un instante del encuentro contigo, del choque en esta esquina de mis huesos contra tu rostro perdido…Choque de tu presencia y mi recuerdo, de tu realidad y mi sueño, de tu nueva vida efímera y la otra que ya te había dado yo en él y donde tu flotabas perfecto, maravilloso, inmutable, rabiosamente defendido…Si, yo soy la que ha muerto y no lo sabe nadie. Ve y dile al que pasó, que vuelva, que también me levante…Me eche a andar.

jueves, 18 de febrero de 2010

La Sed

Las musas están poco dadivosas con mi blog, pero me dieron una mano para cumplir con una promesa de invitada a One can't even write freely these days... -en inglés- por Ella (antes Thrice). Hace bastante que vengo siguiendole los pasos (exepto por un breve período en el que se llamó al anonimato y el misterio...escribía desde las sombras, era un blog prófugo). Me gusta. El blog, no que fuera prófugo (aunque eso le agrega un yenesecuá...)
En fin, por lo que veo, las musas quieren que practique inglés y a alguien le gustó lo que escribo como para invitarme a hacer un post. No me puedo quejar. Lo sé. Pero quiero inspiración para mi blog, también. Y un laburo (esto es exhordio al margen, pero la verdad es que necesito una fuente -semidecente- de ingresos fijos por mes para pagar mis deudas, satisfacer mis tórridos placeres y ahorrar un poco para irme de Salta)







Volviendo al título de la entrada "La sed". Es una historia que había escrito para un concurso de cuentos en la secundaria (le fue bien, ganó mención...no sé si quieren saberlo, pero yo quiero decirlo. Hasta ahora es mi única obra premiada, así que la voy a mencionar como para recordar mis tiempos dorados de escritora reconocida y darme un poco de ánimos en esta noche gris de escuchar maullar al gato y tomar aguardiente derecho de la botella). Ahora que veo, vengo ennumerando una sarta de deseos que, metafóricamente, podríamos englobar también bajo el título de la entrada (lo del aguardiente líquida la metáfora -chistin, chistin-, pero bue...)
En fin, sin más dar vueltas como remera en el koinor, publico el resabio de mi siglo de oro.


La Sed

El calor era agobiante. Una típica siesta de enero. Las moscas zumbaban sobre los restos del asado y un perro aburrido roía un hueso. El calor se pegoteaba a la piel en forma de gruesas gotas de sudor y seguramente el agua de la bomba saldría caliente y barrosa de las entrañas de la tierra. El suelo se había vuelto arcilloso, a pesar de que la última lluvia había sido hacía cuatro días. El cielo se había precipitado con la cólera de siglos, pero aún así, el sol recalcitrante se las había arreglado para borrar todo vestigio del diluvio en menos de dos días. El viento no soplaba, ni la más leve brisa que aliviara el sofoco y la pesadez del ambiente. Todo estaba quieto. Expectante.
La mujer dejó la relativa frescura de la mecedora de la galería y bajó los dos escalones arrastrando las chancletas, unas chancletas tan gastadas de tanto caminar la vida que ya parecían una continuación del cayo de la planta del pie. Caminó despacio hacia la bomba. Sería imposible definir su edad, los años habían erosionado sus facciones, reduciéndolas a surcos donde se podía leer la historia de su vida. Definir la cantidad de años era imposible, pero en sus pequeños ojos se podían leer la experiencia y la sabiduría que deja el haber vivido miles de eras. La mujer siempre había existido, así como existen el cielo y la tierra. Usaba un vestido de una pieza que, tal vez, en un principio había sido azul, pero ahora, al igual que su edad, el color era indescifrable. Un cansancio de siglos le pesaba en la espalda, haciéndola caminar doblada, y su carga parecía no dejarla avanzar. Avanzó. La bomba estaba tan lejos…...
Dos chicos mugrientos de polvo y sudor salieron corriendo de la casa. Gritaron al son de la guerra de indios que entre ellos peleaban. El grito rasgó el silencio sepulcral de la hora de la siesta. El eco de los cerros les devolvió el grito de combate varias veces, hasta que murió perdido en el valle. La vieja no lo oyó. Siguió avanzando. La bomba pareciera estar a años de distancia. Se preguntó si algún día llegaría. La sed comenzaba a arderle en la garganta. Los chicos seguían gritando y luchando entre ellos como si en esa pelea se les fuera la vida. La vieja trataba de alcanzar al bomba, pero casi no avanzaba, a pesar del empeño que ponía. La bomba parecía sólo un espejismo, una burla a la sed que tenía y que la iba consumiendo. Si tan sólo pudiera alcanzarla de una vez….La bomba. El agua. Todo estaba tan lejos. Siempre tan lejos…
Luego de caminar lo que le parecieron miles de eternidades cayó al suelo, vencida por la sed y el calor. Ahora la bomba parecía estar ala alcance de la mano, pero ya no podía hacer otro movimiento. Ahí terminaba todo. Con los ojos clavados en la bomba esperó el final o, quizás, un nuevo comienzo.
Uno de los chicos se acercó a la bomba y la hizo despedir un chorro de agua chocolatosa, pero que fue suficiente para calmar la sed y refrescarse la cabeza. La vieja seguía mirando como manaba el agua, el agua que tanto anhelaba.
El chico dejó correr el agua a borbotones y llamó a su compañero, juntos se pusieron a cavar lechos de ríos imaginarios en el suelo arcilloso. Cavaron. Uno de los chicos sacó algo de la tierra. El hueso de algún perro, tal vez.
La mujer dejó la relativa frescura de la mecedora de la galería y bajó los dos escalones arrastrando las chancletas…