miércoles, 2 de marzo de 2011

Epifanía descremada

Será poco romántico, pero las cosas no siempre vienen en una perfecta envoltura y las epifanías no llegan siempre con un aura espiritual. A mí me cayó la ficha en el super...comprando queso después del cine (la última de los Cohen) Creo que no hay escenario menos inspirador para que a uno se le revele como cachetazo lo que le espera a la vuelta de la esquina, pero en fin...
Cuando estaba en la caja, mientras la señorita le ofrecía a mi mamá donar $0.10 a UNICEF (no voy a hacer comentarios con respecto a esto...ahora) revisé la fecha de vencimiento del queso y vi que era en abril. Calculé que iba a tramitármelo antes y después dudé y me di cuenta que a lo mejor, la que desaparecía antes era yo. En abril ya no voy a estar en Salta (por más que el queso continúe preservado en la heladera -cosa que sinceramente dudo).
En un mes me voy a vivir a Buenos Aires. Desde que llegué de mis vacaciones el domingo, el aire estaba como diferente y ahora me doy cuenta que lo que estoy respirando es el olor a despedida. Que un mes se va a pasar más que rápido y que, por más que me voy a un lugar mejor (ahhhhh, el toque de dramatizmo léxico...) hay gente que quiero mucho que ya no voy a ver todos los días.
En mi casa no se habla del tema. No nos gusta que la nena se vaya sin recibirse (terminará alguna vez la carrera???), sin trabajo y sin una lista inenarrable de "cosas que tenés que hacer antes".
Tengo un nudo en la panza y otro en la garganta (es re complicado circular así de ajustada por la vida). Redepente se me juntan el miedo y la ansiedad como el hambre y las ganas de comer o un roto con un descosido. La verdad no tengo idea de qué voy a hacer en la Capital de la República. Tengo un pequeño tapao para amortizar un breve tiempo hasta que encuentre trabajo (hay que pagar el mendrugo y el j[u?]ergón diarios). Me llevo el título de Licenciada en Letras a medio cocinar (después de que mi directora me dejara por mail -fuckin' technology, you broke my heart!), las ganas de cambiar de aires y probar algo nuevo. Y un par de valijas con la pilcha.
Tanto tiempo con ganas de hacerlo, frenándome por miedos, por esperar a que todo esté ordenado para irme y derepente decidida a hacerlo pase lo que pase, porque las cosas nunca se ordenan al nivel de perfección que se requiere para abandonar la excusa. Es raro. Me sorprendí a mí misma. Y quería decirlo. I'm awsome!