miércoles, 24 de marzo de 2010

Todo bicho que camina...

Hoy en Ro Ro y el Kpitán publica nuestra colaboradora gourmet, Mercedes, de Mercedes-Simon World Tour. Como toda argentina, nacida y criada a fuerza de asado glorioso del domingo, Mercedes ha desarrollado un exquisito paladar para la carne. Producto de este deleite por el sano sustento y el buen vivir escribió, luego su gira por las cocinas del mundo, un breve relato sobre su experiencia en "Carnivore", un sugerente y suculento restaurant de Nairobi. Así que, en plena Cuaresma y ocsena suba del precio de la carne, afilen el cuchillo y entrelen a este jugoso relato.


Carnivore


When I visited Nairobi, my Kenyan friends advised “Don’t miss dinner at Carnivore, it is the most famous restaurant in town”. On Saturday night, as a precisely choreographed maitre d’ guided me to my table through an endless succession of bright rooms, I surveyed the local patrons: an affluent crowd dressed for the Oscars. There was no shortage of stilettos, hairdos, glittery dresses, and double-breasted suits. I sat at my table, wrapped by a constant buzz interjected by periodical cackles.
As the names suggests, Carnivore is a steak house. Its claim to fame is that it grills almost everything that walks: from the predictable beef and pork, to the exotic crocodile and giraffe. Taking to heart the all-you-can-eat style, I commended myself to try every single cut until I was in a digestive comma. The sizzling slices incessantly flowed from the grill, perfectly tanned on the outside and oozing with juice on the inside. This place is a carnivore’s paradise. I attempted to tell the difference between the cartilage texture of the crocodile and the fibrous feel of the giraffe. In the end, I humbly admit, all of these exotic meats tasted like chicken.

jueves, 18 de marzo de 2010

Grey day

No sé qué hacer, no sé para dónde ir. Siento que las cosas acá no avanzan y no quiero seguir en standby. Quiero trabajar, dejar de sentirme una carga. Quiero ganar mi plata para poder volver a la academia a bailar, poder aprender idiomas, viajar, salir con mis amigos. No, no es que me siente a desearlo no más. Obvio que mandé CVs a todos los lugares que se me ocurrieron y que encontré en el diario y en las bolsas de trabajo. Los únicos lugares a los que no mandé son los persistentes anuncios que piden coperas, "señoritas decididas", bailarinas y alternadoras para clubes nocturnos en Orán, Tartagal y Córdoba. Tampoco mandé a los que especifican como excluyente "sexo masculino". Lo que me hace pensar que tengo dos opciones: irme de stripper cuartetera a Cba (eso sería una especie de "señorita decidida" -a ganar $$) o dejar de depilarme por un tiempo, dejarme el bigote y hacerme llamar Ro Ro Berto.
Quiero terminar mi carrera, pero tengo cero poder de concentración cada vez que me siento a estudiar. Está bien, las materias que me quedan no son las que más me gustan, pero no es que amé todas y cada una de las 34 que ya metí. Quiero hablar con mi directora de tesis para empezarla, pero nunca puedo encontrarla...demasiado ocupada. Hubiera querido hacer una tesis sobre traducción literaria, pero no había director/a. Mi segunda opción no me convence del todo, pero es para lo que conseguí quién me dirija.
Hoy es uno de esos días en los que siento que no aguanto más tiempo en Salta, pero en los que también me doy cuenta que si me voy, lo más probable es que no me reciba...y la verdad que no recibirme por 2 finales y la tesis no es la decisión más inteligente y más madura.
La verdad que no sé bien que hago escribiendo este post...no es lo que más me gusta publicar (obviamente tampoco es mi situación ideal para vivir), pero necesitaba decirlo, así sin demasiada preocupación por la redacción ni nada.

Ya vendrán posts (y tiempos) mejores.
Hasta eso, me (y les) dejo una canción que necesitaba escuchar, jeje.


lunes, 15 de marzo de 2010

Bubbly Blog Award


Tarde pero seguro, el post que debía. Mi fellow blogger ELLA (a la que finalmente conocí el viernes -después de varios intentos de encuentro- cuando fuimos a comer tostados pero ella pidió una torta) no sólo entrega premios, sino que los inventa y diseña. Naaaaizzzz!!! Hace unos días, me premió con el Bubbly Blog Award y yo tenía que, o rechazar el premio, o dar 5 razones por las que me creyera merecedora del galardón. ¿Qué más podía hacer? No iba a rechazar un premio, lógicamente....pero la verdad no sé qué tan conviencentes serán las razones que se me ocurrieron ¿Si no lo son, me puede ser revocado? ¡Tiemblo!
En fin, acá va el quinteto de la excusa:

#1 Sánchez navega una "efervescencia de sal y misterio"

#2 Es azul como la princesita (para muchos amigos todavía soy la princesita azul, apodo que tiene una linda y loca historia)

#3 Se representan también en azul los cielos y los mares, paisaje vital para mí y el Kpitán.

#4 Las burbujas reflejan la luz y pueden conviertirla en arcoiris y ¿quién no necesita un poco de luz y colores en la vida?

#5 No hay bebida con burbujas que no me ponga alegre. Y esa es una buena razón para aceptar cualquier cosa!!! (¿suena muy mal o se entiende?)
En fin, yo creo que lo merezco y si así no fuere, ¡que Dios y la patria me lo demanden!

jueves, 11 de marzo de 2010

Causeries insulares

Querida bítacora que todo lo ves y toodo lo sabes:
He pasado -por esas calamidades del des(a)tino- unos días recluído en las atestadas playas de Circe (famosa por sus deliciosos y abundantes lechones y su baja tasa de turismo masculino) en busca de un poco de tranquilidad y soledad para mi alma. Si bien la dueña del terreno se avino a propiciarme una brújula, un compás, dos escuadras y el Google Earth, no he logrado encontrar lo que buscaba. Soledad no está en la isla. Es más, la isla no aprece en el mapa y yo estoy varado en estos suelos con el contingente que me acompañara en la aeronave que al estrellarse dio por tierra con todos mis sueños (el choque me despertó súbitamente).
Así pues, me veo la merced de que mi nao venga a por mí. Siempre me pareció que era más seguro viajar por agua que por aire (¡cómo si la esponjosidad y porosidad de un grupo de algodonadas nubecillas pudiera soportar el peso de una aeronave cargada de gentes!) Maldigo la hora en la que me dejé seducir por la promoción de la colección completa de la Isla de Gillgan y un pasaje en Aerolíneas Eolo. El doblón que me ahorré en no comprar la colección por aparte fue la piedra angular con la que cimenté mi derrumbe.
En fin, sin demasiada pérdida de tiempo vislumbré que la mejor (y acaso única) posibilidad de supervivencia era hacer que mi presencia fuera tan grata e imprescindible para la sheina de la isla que no pasara a formar parte de las listas de turistos desaparecidos que en ese entonces ya rondaba los 30.000 -¿qué habrían hecho todos esos hombres para desvanecerse como neblina en estas tierras?- Por lo tanto, ni lerdo ni perezoso (es más con una velocidad y un pro activismo inusitados en mí) pedí audiencia con el vocero de palacio, con el portero de palacio, con el asistente del asistente de la señora de palacio y así sugestivamente.
Endemientras congregué a las gentes que habían venido conmigo en la aeronave para conformar la cohorte de seguidores que todo pretendiente al trono o al lecho real necesita. Mediante una serie de promesas dadivosas conseguí que me proclamaran Lord of the Flights, un título que si bien era de manufactura insular, podía generar cierto eco en los salones de Alcurnia (famosa certificadora de títulos nobiliarios). Una vez obtenido el apoyo, la audiencia y la señora me dispuse a dirigirme a mis nuevos súbditos como todo primer caballero debe hacerlo. Mediante un decurso político. Cómo sabrás ya, mon pettit bitacoret, mis eventos comienzan con el "A modo de saludo y promesa inaugural" en SANCHEZ, Kpitán al mando, Bienaventurados los que salmodeáis con Sánchez pues de él es el reino de Locielos, circa 1882, Milán: Branca. Obviamente, voceros de la corte habían ya leído el diálogo ceremonial que el pueblo (so pena de cadalzo y desaparición) debe memorizar para la gran ocasión.
Todo comienza cuando yo, desde la superioridad que me da el balcón de palacio, la legitimación que me da el lecho compartido y la belleza que aporta al cuadro la reina de turno, me dirijo al ocnubilado público diciendo "Heme aquí ante vosotros que ocnubilados y públicos contempláis desde lo bajo la luz divina que irradia mi persona (suelo elejir un día soleado y usar mi coraza de conquista española para un mejor entendimiento de la luminosidad y un perfecto encandilamiento de devotos). Os preguntaréis quién es esta hidalga figura de firmes razgos y suaves carnes que, ocnipotente y regia se yergue lado a lado con su reina. Pues no soy otro que Sánchez Kpitán al mando, y dejadme advertiros que soy justo y necesario. Soy vuestro deber y salvación (en este momento hago una pausa especificada ya en los adiestramientos para que el pueblo, humilde y sobrecogido responda "En verdad eres justo y necesario, eres nuestro deber y salvación y te damos gracias siempre y en todo lugar")
Luego de esto, hago una serie de promesas que se ajustan a las necesidades del pueblo en particular en el que me encuentre. Como sabes, bitácora querida, en general los pueblos se conforman con cosas tan básicas y abstractas como los vagos ideales de pan, tierra y libertad o igualdad, fraternidad y libertad. Si, la libertad es el comodín de todo lema. Siempre gusta a la gente que le ofrezcan libertad, le digan de qué tipo y para quiénes será esa libertad y luego le enseñen todas las reglas para utilizarla.
Así pues, sucedió que el pueblo, del que ahora forma parte el estrellado contingente que abordara junto a mi ilesa humanidad el vuelo número 666, quedó feliz de tener un hombre al lado de su reina. Calculo que esto tendría alguna relación con una no mentada esperanza de que, con un varón en las altas esferas (las habitaciones de Circe, brujita leeeenda), se reducirían los desvanecimientos masculinos en las islas (hay seres que simplemente no pueden soportar arduas labores bajo la inclemencia de Febo) y también las desapariciones de hombres. Con la alarmante baja en las filas masculinas la isla estábase convirtiendo en una especie de terreno sáfico poblado por bacantes desbandadas en una furiosa en infructuosa búsqueda del macho cabrío para sus ritos (como dije, acá lo que abundan son los cerdos, unos cuantos perros y uno que otro león). Traje entonces a estás locas mujeres un poco de tranquilidad entregando a su cuidado y tutela el grueso del pasaje del avión (ruggbiers asistentes a una convención de boxers de Calvin Klein).
Esta misma mañana, mientras recuperaba energías luego de una fogoza e irracional noche de pasión en los brazos de Circe y sus amigas con un desayuno exuberante como un álamo en invierno (intento cuidar la figura), recibí un telegrama de mis fieles segundos al mando, Ortega y Gasset en el que se me comunicaba que estaban prontos a encallar el las costas de la isla para buscarme de pasada a la compra mensual de carne en la isla de las vacas del sol. No sin cierto dejo de amargura, tomé mi último sorbo de jugo de radicheta y me dispuse a abandonar otra vez un pueblo, una mujer y una nación que creyeron en mí.
Si bien sé que una vez que vuelva a poner los pies en el mar, a sentir el aire salado secándome la piel como charqui (a pesar de las 4 aplicaciones diarias de Ponds antiage), a sentir los seductores cantos de las sirenas y a desafiar, loco de adrenalina, la furia de Poseidón todo esto parecerá tan solo un sueño que recordaré con Nostalgia (mi radio portátil), se hace difícil abandonar un lugar que comenzaba a querer. Sé que no es la vida de un lobo de mar el echar raíces en una sóla costa, sino el continuo levar anclas y partir hacia nuevos horizontes. Esta es la vida que he elegido y la que a la larga me llena de dicha. Así pues, no me queda más que sacar uno de los formularios de cartas de despedida y completarlo con los datos de Circe y mi sello lacrado para, mientars ella toma sus baños matinales en la cascada, dejarlo en el tocador junto a la copa de vino que con sus propias manos y excesiva devoción me preparara anoche...

sábado, 6 de marzo de 2010

Something old, something blue...

Un pinball de recuerdos enloquecidos
que gritan mi angustia;
que me exigen
que los escuche,
que los revele.

Me golpean por dentro.
Rebotan.
Contra los huesos,
contra los músculos,
contra los órganos.
Contra mí.


Un grito sordo de ayeres,
un aullido de promesas,
un desasosiego de mañanas
-que siempre están un día más lejos-
a tiras me enjironan el alma.

Me hablan de otra;
de alguien que quizás nunca existió
sino que fue forjada en ese nudo de recuerdos
para que la que existe pudiera evadirse
y legitimarse en la excusa de que
alguna vez,
en algún tiempo,
y en un lugar otro
-que desde el recuerdo la llaman-
será mejor.


Tan poco vale la que en realidad es
que necesita la falsa e inconmovible justificación
que al futuro le da la memoria.